San Juan, una fiesta de agua y fuego
La planta de l’abret y la fiesta de San Juan dan inicio al verano. En Altea esta fiesta se vive con espacial interés porque conserva casi intacto el rito ancestral que da la bienvenida al verano y celebra la fecundidad de la tierra. En este estupendo vídeo de Pibes hemos aprendido algo más sobre la tradición que envuelve esta fiesta.
Es el día de San Juan, a la llegada del verano, cuando tradicionalmente se arreglaban las cuentas y se dejaba claro el tema del riego, de cara a la época de menos lluvias y de escasez de agua. Y otro día importante, el que marca el cierre del ciclo agrícola, es el día 1 de noviembre. Aún hoy se celebra la «Junta General del reg» en Altea la Vella.
La historia nos remonta a principios del siglo XVI. El término de Altea sufría los efectos de una crisis demográfica que hizo que sobre 1560 ya casi no quedara población. Se ideó entonces un sistema de vigilancia consistente en una serie de torres entre la costa y el fuerte de Bernia, con el objeto de impedir tanto la salida de gente como la llegada de naves que vinieran a desembarcar o a aprovisionarse de agua en la desembocadura del río Algar.
No fue hasta finales del siglo XVI cuando se empieza, junto a la desembocadura del río, la construcción de un nuevo pueblo con puentes, murallas, iglesia, y el resto de infraestructuras necesarias. Todo ello recae sobre la familia Palafox, en cuyo feudo todos los repobladores debían rendir cuentas dos veces al año: en San Juan y el día de Navidad.En la Carta Pobla se establecen los términos de estos compromisos.
Una condición especial era que todo aquel que tuviera tierra en Altea tenía que plantar árboles y viñas en la partida de Cascall antes del 24 de junio de 1620. Esta dura condición era más propia de la edad media que de un señor feudal.
El mar, que hasta entonces representó el peligro, fue convirtiéndose poco a poco en una fuente creciente de riqueza, con barcos que llegaban de todo el mediterráneo a comerciar o cargar agua dulce del río. A principios del siglo XVIII, una flota desembarcó en Altea para cargar agua, de camino a Gibraltar, en posesión de los ingleses. Aquel desembarco representó el inicio de una gran revuelta en la Marina de los vasallos contra su señor feudal, que llevaba tiempo preparándose. En junio de 1705 fueron necesarios miles de soldados para rodear Altea mientras los navíos se aprovisionaban de agua en una época en la que el agua empieza a escasear.
El vídeo de Pibes termina aquí, pero el título acaba con un paréntesis como éste (I), que nos hace pensar que podemos esperar el (II). Así es que, otro día más, y seguro que aprendemos de dónde viene la tradición de plantar un árbol para luego treparlo…