Altea, tu lugar en el mundo

En Altea hay un cisne. Es un cisne solitario que apareció un buen día en el puerto hace por lo menos cinco años, y que parece poco interesado en seguir las corrientes migratorias.

Hay quien dice que está enfermo o desorientado, pero yo lo veo muy sano, diría que hasta feliz. Las bandadas de cisnes siguen pasando dos veces cada año, pero no sigue al grupo. Quizá ya no sabe que es un cisne. Es amigo de los patos, de los pescadores del puerto y de los de la desembocadura del río. Es curioso con los curiosos y a veces hasta come de la mano. Y ahí está, feliz y tranquilo.

Una vez, cuando era muy joven, leí algo sobre lo importante que es encontrar tu sitio en el mundo. Sabes que lo has encontrado cuando llegas a un lugar y no te puedes marchar.

Quiero pensar que al cisne le pasó lo mismo que a muchas de las personas que hoy forman parte de Altea. Llegan y no saben marcharse, no pueden o no quieren.

El abrazo protector de la Sierra de Bernia, la luz del sol y el cielo, más azul que todos los cielos, conquistaron al cisne como nos conquistaron a los demás.